Quizás parezca que no hay relación entre el objeto de este blog (los minerales) y el protagonista de esta entrada (el explosivo), pero nada más lejos de la realidad. Aparte de en los afloramientos superficiales y en los placeres (concentración de minerales en sistemas aluviales), para poder llegar hasta nuestro preciado trofeo (el mineral), el explosivo es el instrumento que nos permite horadar la roca para acceder a las entrañas de la tierra y así poder obtener la materia prima que necesitamos para nuestro devenir diario y es en esas labores en las que podemos rescatar algunas de las hermosas piezas que habitan en nuestra corteza terrestre y que de otra manera serían inaccesibles y permanecerían eternamente bajo nuestros pies (tan lejos y tan cerca).
Es en compañía del explosivo donde he vivido las experiencias y emociones más intensas (a lo largo de mi vida laboral): la bofetada olorosa de los gases de explosión una vez disparada la voladura, el quebrantado y desplazamiento (en su justa medida) del macizo rocoso original. Esa suma de sensaciones y adrenalina que en breves milisegundos recorre el cuerpo.
Es por todo ello que quiero dedicar esta entrada a todos los artilleros (profesionales, no sólo del uso y manejo del explosivo, sino además grandes entendidos de la geología, perforación y geotecnia del terreno) que me han enseñado este oficio y en particular a los que nos han dejado a lo largo del tiempo ( y de manera muy especial a uno de ellos, que nos abandonó mucho antes de lo que debiera y que además de lo dicho anteriormente fue una excelente persona, entrañable jefe y gran compañero, seguro que Málaga no es lo mismo sin ti)
Por último os dejo unos vídeos de algunas voladuras en las que participé. Aunque la calidad de las imágenes no es alta (son grabaciones de primeros de este siglo y la tecnología no estaba tan desarrollada como actualmente, agradecer a "Quilombo" de La Carolina por la edición de los videos), de ellas podemos deducir algunas cosas:
En esta primera, observamos una voladura de producción en banco de una cantera de caliza, con zapateras (barrenos de levante) y voladura principal en banco con detonadores eléctricos en cabeza (es en esta época cuando empezaron a comercializarse los detonadores NONEL con los que se consigue un mejor aprovechamiento de la energía del explosivo con los detonadores en fondo). Buena fragmentación, desplazamiento correcto y roca residual saneada para sucesivas perforaciones.
Voladura para producción de escollera, con especial disposición del explosivo en la base del macizo, para descalzar la zona superior sin fragmentar.
Típica voladura en cantera, en la que al tocar la sirena de aviso y justo antes del disparo, aparece un perro nervioso y ladrando, que detecta que se van a producir vibraciones en el terreno y una onda aérea.
En esta primera, observamos una voladura de producción en banco de una cantera de caliza, con zapateras (barrenos de levante) y voladura principal en banco con detonadores eléctricos en cabeza (es en esta época cuando empezaron a comercializarse los detonadores NONEL con los que se consigue un mejor aprovechamiento de la energía del explosivo con los detonadores en fondo). Buena fragmentación, desplazamiento correcto y roca residual saneada para sucesivas perforaciones.
Voladura para producción de escollera, con especial disposición del explosivo en la base del macizo, para descalzar la zona superior sin fragmentar.
Típica voladura en cantera, en la que al tocar la sirena de aviso y justo antes del disparo, aparece un perro nervioso y ladrando, que detecta que se van a producir vibraciones en el terreno y una onda aérea.
